El suyo, evidentemente, para lo cual necesita distraer la atención del personal. El hecho de algún asunto presente un color absolutamente blanco no es bueno para sus intereses, así que se aplica en barnizarlo con algún gris, cuanto más oscuro mejor. Siguiendo este guión, hace unos días Urkullu criticó a ETA, como no podía ser menos, pero al mismo tiempo, defendió el ‘diálogo’ con la banda, por aquello de que hay que hablar hasta con el diablo. El viejo truco de repartir las velas a partes iguales.
Siendo evidente que a ETA hay que aislarla, quitándole todos los apoyos, llega el PNV y dice que no, que hay que hablar con ETA. Pero no porque convenga a los ciudadanos honrados, cosa que no ocurre, sino porque conviene a la banda. Se ha dicho ya muchas veces que ETA no atenta en Francia porque allí carece de todo apoyo popular. Ningún partido político francés, en el caso de que ETA atentara allí, se atrevería a pedir para los presos etarras el estatus de presos políticos. Quienes lo hicieran serían considerados inmediatamente como canallas.
Dijo también Urkullu que hay una estrategia de Estado para desalojar al PNV de los ayuntamientos y para decir eso debe de haberse forrado primero la cara de vaqueta, puesto que su partido no ha disimulado jamás su empeño en expulsar del País Vasco al Partido Popular. Mejor sería que diera órdenes a los ayuntamientos gobernados por su partido para que eliminaran de una vez esos carteles tan repugnantes que los simpatizantes de los etarras colocan con el mismo desparpajo con el que él trata de sembrar la confusión.
Le guste más o le guste menos a Urkullu, por primera vez se puede asfixiar a la banda, se espera que pronto los ciudadanos decentes pierdan el miedo, y sin miedo el País Vasco puede ser un lugar tan maravilloso como cualquier otro.
Siendo evidente que a ETA hay que aislarla, quitándole todos los apoyos, llega el PNV y dice que no, que hay que hablar con ETA. Pero no porque convenga a los ciudadanos honrados, cosa que no ocurre, sino porque conviene a la banda. Se ha dicho ya muchas veces que ETA no atenta en Francia porque allí carece de todo apoyo popular. Ningún partido político francés, en el caso de que ETA atentara allí, se atrevería a pedir para los presos etarras el estatus de presos políticos. Quienes lo hicieran serían considerados inmediatamente como canallas.
Dijo también Urkullu que hay una estrategia de Estado para desalojar al PNV de los ayuntamientos y para decir eso debe de haberse forrado primero la cara de vaqueta, puesto que su partido no ha disimulado jamás su empeño en expulsar del País Vasco al Partido Popular. Mejor sería que diera órdenes a los ayuntamientos gobernados por su partido para que eliminaran de una vez esos carteles tan repugnantes que los simpatizantes de los etarras colocan con el mismo desparpajo con el que él trata de sembrar la confusión.
Le guste más o le guste menos a Urkullu, por primera vez se puede asfixiar a la banda, se espera que pronto los ciudadanos decentes pierdan el miedo, y sin miedo el País Vasco puede ser un lugar tan maravilloso como cualquier otro.
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