sábado, 6 de octubre de 2012

Alfonso Guerra no puede decir toda la verdad

Yo sé que no sé nada. Sócrates sabía lo suficiente como para darse cuenta de que lo que sabía no era nada en relación con lo que le faltaba por saber. Yo ni eso. Alfonso Guerra, en cambio, sabe que la derecha es mala. De ahí no le saca nadie, da la impresión de que es su modus vivendi.
De modo que para Alfonso Guerra todos los que han optado por las ideas de la derecha, sea cual sea su historia personal, y hagan lo que hagan en sus vidas cotidianas, son malos.
Pero no debe preocuparse Alfonso Guerra, no es una rara avis (este es el segundo latinajo, pero es que al personaje le gusta mucho el latín; a otros les da por escribirlo todo en catalán, no sé si son manías equiparables), son muchos los que piensan como él.
Alguien, sea cual sea su historia personal, que tenga su vida dedicada a hacer el, y aunque se sacrifique muy a menudo, si opta por la derecha, según Alfonso Guerra, es mala persona.
Hay que hacer un inciso en este punto para advertir que todo lo anterior es de modo oficial. De modo extraoficial, Alfonso Guerra puede volcarse con uno de derechas, hasta el punto de dejarlo perplejo. La cara y la cruz.
En las últimas horas ha salido a la palestra de nuevo para afirmar que es xenófobo decir que España roba a Cataluña. Evidentemente, este hombre tan dado a los excesos ha estado comedido. A veces ocurren estas cosas. Se instala un pensamiento como políticamente correcto y cualquier cosa que se diga en su contra se ve como una agresión. Aunque ese pensamiento políticamente correcto sea en sí mismo una agresión y una mentira. Pero Alfonso Guerra ha culpado a la derecha, no a los nacionalistas. El pobre, dado que no puede escapar de su personaje, no puede hacer otra cosa.

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