domingo, 7 de octubre de 2012

Ojalá gane Capriles

Esos tipos que, como Hugo Chávez, se llenan la boca hablando de democracia y luego ni siquiera intentan parecer demócratas, sino que lo fían todo al papanatismo o interés de sus seguidores, resultan nocivos en todas partes.
Basta con que alguien se postule como de izquierdas para que cuente de inmediato con una legión de seguidores por todo el mundo, aunque lo que haga no tenga nada que ver con ningún ideal de izquierdas ni, lógicamente, tampoco de ningún otro sector político.
Hugo Chávez sin el poder no es nada, característica que comparte con todos los dictadores que en el mundo han sido, y serán.
Un demócrata, en cambio, no busca el poder, sino que pretende servir a los ciudadanos, y tampoco tiene intención de perpetuarse en el cargo.
Algunos de los matones que pululan por la peligrosísima Venezuela ha hablado de lluvia de plomo tras las elecciones. Ojalá gane Henrique Capriles y todos los facinerosos que andan sueltos sean desarmados y juzgados de acuerdo con la ley y no como se hizo con María Lourdes Afiuni, una de las víctimas del despótico Chávez.
Con el triunfo de Capriles, y suponiendo que se respete el resultado, es de esperar que los recursos de Venezuela se destinen a los venezolanos y no se usen para inmiscuirse en las políticas de otras naciones. Algunos líderes de la zona pueden sentirse huérfanos de repente. ¿Qué sería de los Castro sin el dinero que Chávez hurta a los venezolanos para dárselo a ellos? ¿Qué de la chabacana Cristina Fernández? ¿Y del autor de las famosísimas evadas?
No las debe de tener todas consigo el caudillo venezolano cuando violó la ley electoral al dar un mitin en televisión fuera del plazo establecido para ello.
Las próximas horas van a ser muy difíciles para los venezolanos que optan por la libertad. Los partidarios de la esclavitud serán sumamente peligrosos.

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