Según
una información que publica hoy el diario Levante-EMV, las denuncias
a los médicos han aumentado debido a que denunciantes comprueban en
Internet que el tratamiento que les ha puesto el médico no coincide
con el que figura en la red.
Hay
una serie de ismos que están de moda (papanatismo, nacionalismo,
etc.), que amenazan con llevarse todo por delante. Y no sé cómo se
podrá vivir con lo que quede.
Un
modo con el que se puede imaginar a un médico es compararlo con un
pintor. Se sitúa ante el lienzo confiando en todo lo que ha
estudiado y en la destreza que ha adquirido con el tiempo. Una vez
empezado el cuadro, todo se concentra en él; cada cuadro que hace es
diferente de los anteriores.
Para
un médico el asunto es más complicado, porque si se equivoca las
consecuencias pueden ser graves. Y aún se complicó más cuando los
abogados sin casos para llevar comenzaron a tentar a los pacientes
para que demandaran a sus médicos. Con esta actitud lo que se
consigue es atemorizar a la clase médica. Su objetivo, en lugar de
curar al paciente, pasa a ser el de salir bien librado, ocurra lo que
ocurra con el enfermo, de modo crece considerablemente la tentación
de ceñirse al protocolo, aunque en algún caso concreto se sepa que
no va a servir para curarlo.
Otra
vuelta de tuerca al asunto es la de comparar el tratamiento recibido
con el que se indica en la página encontrada gracias a Google. Como
si un cuarto de hora de lectura, o una hora, o dos, equivalieran a la
carrera de medicina, más la experiencia adquirida.
Es
perverso utilizar las cosas que se cuelgan en la red para un fin
concreto, en este caso servir de ayuda y de complemento a la labor
del médico, para algo distinto.
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