jueves, 11 de octubre de 2012

Mario Conde descubre el pastel

Alfonso Guerra y Carlos Solchaga mantuvieron una pugna feroz. A la caída del primero siguió la de Mario Conde en el Banesto. Los accionistas de este banco salieron gravemente perjudicados. Si la intervención del Banesto por el Banco de España se hubiera producido mucho antes, los accionistas hubieran perdido bastante menos.
Mención especial merecen los empleados del Banesto, puesto que muchos de ellos compraron acciones de su banco atendiendo a la oferta de la dirección. Mario Conde, al igual que Jordi Pujol, jamás ha tenido una palabra para los accionistas que resultaron perjudicados. Sólo piensa en él.
Jordi Pujol y Mario Conde no aprecian a quienes confiaron tanto en ellos que arriesgaron su dinero y lo perdieron. Da la impresión de que los consideran peones del juego que se llevan entre manos.
Cuando a Mario Conde lo pilla la justicia, en lugar de proclamar su inocencia, alega que hay otros que son peores. Siempre ha sido igual.
Ahora ha dejado caer que el embargo de sus fincas puede deberse al interés del PP, de lo cual se puede deducir que el gobierno del PSOE pudo hacerlo durante el mandato de Zapatero y no le interesó. Dice Conde que es casualidad que lo hayan pillado ahora y que el hecho puede tener que ver con los comicios gallegos. De lo que resulta que también ese partido suyo pudo ser idea de alguien del PSOE, para quitarle votos al PP. Rubalcaba y Guerra son muy aficionados a las bromitas de este tipo. No sé si la de Verstrynge fue la primera, o si tuvo antecedentes.
A Mario Conde hay que atenderle, pero no para absolverle, que eso lo ha de hacer un juez, si puede, sino porque señala pistas claras y diáfanas sobre el compadreo y el juego de intereses que hay entre los oligarcas españoles. Y ahí siguen. El único que ha ido a la cárcel es él y por poco tiempo.
 

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