lunes, 15 de octubre de 2012

Faltaba un obispo

Más correcto que España siempre ha estado dirigida por oligarquías sería decir que los españoles siempre hemos estado a merced de los oligarcas. Y junto a los oligarcas han venido estando los obispos. Ellos saben interpretar a Dios, de modo que siempre encuentran el modo de que también esté de parte los oligarcas. Los demás, a obedecer, a santiguarse y a rezar.
Hubo un cura, que ya era, por lo menos, obispo y que estaba en una de las provincias del norte, por lo cual era nacionalista vasco, cosa que le acercaba a los oligarcas del lugar. Franco lo trasladó a Valencia y ahí se le acabaron los ímpetus nacionalistas, hasta el punto de que el energúmeno reciclado tiene una calle dedicada en la ciudad. Si Setién, ese cura, o quizá obispo, al que el Vaticano no ha excomulgado todavía y ni siquiera lo ha llamado oficialmente al orden, hubiera sido trasladado a Albacete nos hubiera dado la murga con que esta provincia necesita el agua del Júcar, etc. Pero del nacionalismo se hubiera olvidado.
Ahora, el llamado Taltavull, y detrás de él otros obispos, todos ellos alineándose con la oligarquía catalana; total, 300 o 400 familias por las que se sacrifican los demás catalanes; se han dejado convencer y sarna con gusto no pica.
Estos curas, obispos, o lo que coño sean, invocan al Evangelio, a Dios y hasta a la democracia. ¿Qué saben ellos de democracia?
Hablan de cosas de las que no tienen ni idea, de la familia, de la democracia, del pueblo. Ahora hablan mucho de la familia, de las familias. ¿Qué saben ellos de la familia? ¿Qué experiencia pueden alegar sobre el asunto? ¿Qué saben ellos del pueblo? Lo suyo es complacer a los oligarcas.
Va siendo hora de que el dinero de los impuestos se destine a cosas productivas y no en cosas que reportan ningún beneficio a quienes los pagamos. Por ejemplo, en los sueldos de los obispos.

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