Cuando
digo esos españoles me refiero a los que se alegraron de que Bildu
fuera legalizado por el tan desacreditado Tribunal Constitucional.
Uno
de los que se alegraron fue Iñaki Gabilondo. Lo sé porque intenté
ver el vídeo en el que lo explicaba; lo que ocurrió fue que me
dormí. Siempre me pasa lo mismo con él. Cuando pone esos ojitos y
empieza a mover la cabecita (no es que sea pequeña, lo digo en plan
cariñoso), irremediablemente me duermo. Sí que recuerdo, porque se
lo leí a otros, que Gabilondo dijo que las razones de los que
estaban a favor de la legalización eran más consistentes que los de
los contrarios, pero sin explicar los motivos en lo que se basaba
para decir eso. Antes de que diera ese horrendo paso, alguien cuyo
nombre no recuerdo dijo: a lo mejor, el Tribunal Constitucional nos
da una alegría. Y se la dio, porque a mí no.
Bildu
fue legalizado, para alegría de esos, y a continuación recibió una
gran antidad de votos, cosa que no extraña, puesto que ya sabe que
el número de los que están por desbravar es infinito.
Bildu
enseguida dio muestras de lo que es. Para mayor “gloria” del
Tribunal Constitucional, en el Día de la Memoria, Bildu no se ha
referido a lo que cualquier persona decente hubiera esperado, es
decir, a los más de trescientos asesinatos de ETA que quedan por
resolver. Bildu se ha referido a “todas” las víctimas. Ya
sabemos que hay dos clases de víctimas, las reales, que son las de
ETA, y las que Bildu dice que son víctimas. Esas atrocidades se le
permiten a Bildu.
La
culpa de todo la tienen quienes diseñaron el sistema político
español, que tantas ventajas da a los nacionalistas, concierto
económico incluido, y tantos miramientos tiene con los grandes
criminales.
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