lunes, 12 de noviembre de 2012

Mas quiere desdramatizar

No es que sea exactamente como un niño, sino que es peor. El lógico egoísmo de los nenes nunca llega a tales extremos.
El egoísmo de Mas no se detiene en menudencias. Es decir, no le importa haber roto familias, ni que amigos de toda la vida hayan dejado de serlo. Yo conozco a dos que eran novios y han dejado de serlo, pero en este caso el no nacionalista debería estarle agradecido al caudillo catalán, porque gracias a él ha descubierto en su ex pareja una faceta en la que no se había fijado.
Los menores, cuando no consiguen un capricho y por ello lloran desconsoladamente, no quieren hacer daño a nadie. Lo de este catalán, y quienes le empujan, es más calculado. Al independentismo o secesionismo le llaman soberanismo. No es porque les guste más la palabra, sino que han elegido esa porque asusta menos a su clientela.
Del mismo modo que cambia unas palabras por otras, pretende que si nos llama ladrones no “dramaticemos”. Sólo quiere conseguir ventajas, pero no para los catalanes, sino para “Catalunya”, y, claro, los dineros de Cataluña los maneja él.
Los empresarios catalanes saben que Mas los lleva a la ruina, y los trabajadores catalanes no saben que Mas los lleva al paro, porque lo votan. Hay que desdramatizar, si unos van a la ruina y otros al paro, pero Mas vive mejor, todo va bien.
Además de cambiar las palabras y tergiversar la realidad, el presidente catalán pontifica sobre la Unión Europea. Una vez que ha constatado que Cataluña, como estado independiente, no podría ingresar en ella, ha dictaminado que el modelo actual está obsoleto. De pronto, el modelo es Estados Unidos, pero es porque eso le permite hacer la pirueta que le gusta en estos momentos: en Estados Unidos hay 300 millones de habitantes y 50 Estados y en la Unión Europea, 500 millones de habitantes y 27 Estados, o sea que caben más.
Lo que pretende este individuo tan listo es que todos nos ajustemos a sus deseos.

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