El
ya popularmente conocido como el Moisés catalán, Artur Mas, dice
que se va a querellar con el diario El Mundo.
Cuando
lo del tres por ciento, la amenaza fue otra y Maragall se achantó.
Miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
Esta
vez no parece que El Mundo vaya a sacar mañana un titular diciendo
que retira la noticia que ha publicado. Más bien, da la impresión
de que El Mundo, o alguno de sus columnistas, se toma en broma la
amenaza. Por su parte, el ministro de la cosa, ha ordenado una
investigación interna, para que no se crean que ha sido él quien le
ha pasado la información al periódico.
En
España, todo el mundo hace como que hace mientras el dinero
desaparece de verdad. Puede afirmarse ya, con un margen de error muy
pequeño, que el dinero no va a aparecer. La experiencia lo dice así.
Jordi
Pujol aconsejó en octubre de 2009 que no se investigue la corrupción
de los partidos políticos, “porque nos podemos hacer mucho daño”.
No se hizo mucho daño él con la Banca Catalana, asunto mediante el
cual vino a demostrar que sarna con gusto no pica. No a él, sino a
los accionistas, que lo perdieron todo y, no obstante, aplaudieron.
Viene
a ocurrir algo igual ahora. Algunos se han quejado de que surja esta
noticia precisamente en estos momentos. Lo que importa para ellos no
es la gravedad de la cuestión.
Para
un ciudadano normal, no infantilizado por la casta política e
inclasificable dentro de las sectas, lo que clama al cielo es que la
justicia no sea independiente.
Si
los jueces fueran independientes y tuvieran medios cabe aventurar,
también con un margen de error muy pequeño, que en las cárceles
habría más de un político. Quizá sea por eso que los políticos
quieran tener sometidos a los jueces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario