domingo, 25 de noviembre de 2012

Soñar con una piara

Tuve un sueño en el que me encontraba en medio de una piara y los cerdos ponían todo su empeño en conseguir que me convirtiera en uno de ellos.
Paradójicamente, esto me llenaba de alegría puesto que venía a demostrar que yo no lo era, o que no lo era todavía, aunque también, y esto era peor, que sí que lo fuera, pero que ellos no se hubieran dado cuenta.
Esto de que quisieran convertirme en cerdo me llenó de inquietud. Por otro lado, la pregunta que quedaba en el aire era: ¿Sería dolorosa la transformación de persona en cerdo?
Me voy a mirar por ahí. Esto es lo que leo: “Cada vez es más común tener un cerdo como animal de compañía, tanto en sus variedades enanas como domésticas.” Recuerdo que una vez vi por la calle, en Valencia, a un joven que llevaba a un cerdo como si llevara a un perro. Bueno, como a un perro no; mucho mejor que a un perro. Lo trataba con suma delicadeza. Esto ya me empieza a gustar. Tanto que me voy a la cocina y me preparo unos tacos de jamón. Luego compruebo que esa tripa tan peculiar que no consigo hacer que disminuya ha aumentado, y eso me gusta menos. Y enseguida recuerdo que me contaron que un conocido eurodiputado se comportó como un cerdo con una señora. Se me olvidó preguntar si ella también era una cerda. A veces pasa, pero eso ya no lo sabré nunca.
Y también ocurre que no sólo yo sueño con cerdos, o con que me quieren convertir en cerdo. También hay cerdos que sueñan. Eso lo tengo más que comprobado comprobado. Algunos cerdos, cuya carne no debe de ser muy apreciada, sueñan con conseguir hoy sus objetivos. ¿Qué más nos puede pasar?

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