jueves, 22 de noviembre de 2012

Lo de las tasas

Mientras un demócrata suspira por una Justicia libre e igual para todos, la fracasada clase política española va a la suya.
Está por ver que un partido político español proponga independizar por completo a la Justicia de la política. Y darles a los jueces los medios que necesitan para el desempeño de su labor. Quizá porque los políticos temen que los jueces se pongan a investigar y como consecuencia metan a algunos de ellos en la cárcel. Pero, a lo mejor, lo que más temen es que les toque devolver lo robado.
Lo cierto es que la Justicia no es independiente no puede hablarse de democracia, puesto que en este caso el Poder lo controla todo. Mientras un pobre no pueda pleitear tranquilamente con un poderoso la situación en España no podrá darse por normalizada.
Y resulta que en lugar de independizar a la Justicia y darle medios, han impuesto unas tasas que tendrán la dudosa virtud de apartar a la mayor parte de la población de la Justicia. Cuando alguien se sienta pisoteado o perjudicado, lo dejará pasar, no vaya a ser que resulte peor el remedio que la enfermedad.
Lo que le gusta a la clase política española es tener a todos los ciudadanos sometidos. Los políticos españoles son esclavos del poder. Ellos mismos saben que su puesto en la política depende de su capacidad de obediencia. De su “disciplina” dirán ellos. Lejos están de darse cuenta de que como clase, y tal y como está configurada la política española, dejan mucho que desear.
El país está patas arriba, conseguir medicamentos cuesta mucho, la Justicia se ha alejado y si queda algo en pie está en peligro. Y, no obstante, los políticos, en lugar de dimitir avergonzados y proponer un cambio total en el sistema político español, siguen disfrutando de sus prebendas.

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