jueves, 28 de marzo de 2013

Del escrache al supuesto adoctrinamiento

Las NNGG del PP han iniciado una campaña mediante la cual se fomenta el chivatazo anónimo, para amedrentar a los profesores.
La cuestión es lógica: Dado que en España nunca hemos tenido democracia, cada cual la entiende como quiere. Unos con el escrache y otros con el chivatazo. Dos caras de la misma moneda. En lugar de promover que haya más democracia, optan por conseguir las cosas a la fuerza.
Alberto Fabra no les ha ordenado que paren esa campaña. Qué les va a ordenar, si hasta parece que la haya ideado él, o, al menos, que haya sido de los primeros en enterarse y que haya dado el visto bueno. Rajoy ni se entera. Está ahora dejándose engañar por Artur Mas, y la factura de ese engaño la pagaremos entre todos.
Por la otra parte, se me hace difícil imaginar que Zapatero hubiera autorizado o consentido lo que ha dado en llamarse escrache. Tendrá muchos defectos, pero a esos extremos no llega, según creo. Esas cosas me parecen más propias de Rubalcaba, a quien le gusta moverse entre bambalinas y no parece que le desagrade el juego sucio. De momento, y que yo sepa, Rubalcaba todavía no se ha mostrado contrario al escrache. Tampoco se puede mostrar a favor, porque si lo hace se le pueden echar en cara las medidas que tomó el gobierno en el que estaba con respecto a los desahucios.
Ha salido mucha gente a justificar los escraches. Saben encontrar justificaciones, pero es que las hay para todo. Cuando alguien quiere hacer un mal, el que sea, y busca una justificación para ello, la encuentra.
Cada acto hay que valorarlo de acuerdo con lo que es; de otro modo hasta la mayor aberración puede considerarse como normal. Lo que no quieras para ti no lo quieras para los demás, es una máxima que se repite mucho y se tiene poco en cuenta.

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