viernes, 1 de marzo de 2013

Olivas se desentiende

Al final, resulta que José Luis Olivas figura, al menos, en una de las siete querellas que el FROB ha presentado contra el Banco de Valencia.
Preguntado, Olivas afirma que no sabe a qué puede referirse, puesto que no tenía función ejecutiva. Era el presidente, pero no se siente responsable. Este, el de no sentirse responsable es un mal de nuestro tiempo. Abundan esos que “viven” sin que les importen las consecuencias de sus actos. Olivas destituyó al director general de Bancaja, Fernando García Checa, pagándole una cuantiosa indemnización, y promovió a su lugar a Aurelio Izquierdo. En el Banco de Valencia mantuvo a Domingo Parra, a quien ahora quiere culpar de todos los males del banco.
Tanto Bancaja como el Banco de Valencia iban bien antes de la llegada de Olivas a la presidencia de ambas entidades. Ambas han ido luego a la quiebra. Bancaja ha desaparecido y todo apunta a que el Banco de Valencia también desaparecerá. No obstante, y según la prensa, tanto Aurelio Izquierdo como Domingo Parra han exigido indemnizaciones millonarias. Las entidades desaparecidas, los empleados perjudicados, los accionistas arruinados, los pueblos pequeños sin banco ni caja, y a nadie que haya tenido que ver con el asunto parece importarle. No está de más recordar que José Luis Olivas fue presidente de la Generalidad.
También es muy apropiado para el caso que nos ocupa tener en cuenta que el verdadero dueño de Bancaja y del Banco de Valencia era el gobierno valenciano, cuya responsabilidad en lo sucedido se manifiesta desde todos los frentes. Es el gobierno valenciano el que decidió quienes debían ocupar la presidencia de ambas entidades y también de sirvió de ellas, y de la CAM, para financiar distintos proyectos que no resultaron ser buen negocio para ninguna.
Todavía no se ha visto que el PP, como partido, o alguno de sus responsables pida disculpas por estas catastróficas actuaciones.
Cada vez es más evidente que los altos cargos financieros y los políticos de alto nivel deberían someterse a revisiones psicológicas de forma periódica.

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