lunes, 4 de marzo de 2013

El “demócrata” Cayo Lara

España está llena de “demócratas”. Han surgido del emparejamiento entre la costumbre, que viene dada por la larga sucesión de monarquías absolutas y dictaduras, y el deseo de vivir en democracia, como la mayor parte de los países de nuestro entorno.
Pero para que en España tengamos democracia es fundamental que haya un número suficiente de demócratas, sin comillas, entre los españoles. Entre las actitudes que definen a los demócratas no está la de querer salirse con la suya a toda costa. Un demócrata sabe acatar la opinión de la mayoría, aunque no la comparta.
Creo que la mayor parte de los políticos españoles desean el bienestar general. Eso en un principio. Porque luego, puestos en la disyuntiva de optar entre los ciudadanos que les han votado y el jefe de su partido se deciden por este último. Esto es así por cuanto todos votan lo que les mandan. No se paran a pensar qué es lo que más conviene a los ciudadanos o cuál es su propia opinión sobre el asunto que votan, sino que obedecen ciegamente la orden recibida. Y quienes obedecen ciegamente también quieren ser obedecidos del mismo modo. Y esos son los representantes del pueblo español. Ya se ve qué lejos de la democracia estamos.
Lo de Cayo Lara es una vuelta más de tuerca. Pero en sentido inverso al de la democracia. Hace poco dijo lo siguiente: “Hay que conquistar en la calle lo que no podemos conquistar en el Congreso”. Como se ve, desprende un tufillo más que totalitario. Y hablar de tufillo, así, en diminutivo, parece muy benévolo. En realidad, apesta a dictatorial.
Pero me temo que Cayo Lara no es el peor de los políticos españoles. Estoy convencido de que los hay más torpes, peor malintencionados e incluso más demagógicos y antidemocráticos. Cosa que no resulta nada halagüeña.

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