El
manantial del que surge la gente indeseable no se agota nunca.
Proliferan esos que gustan de aprovecharse de los demás, y eso a
pesar de que siempre se destaca el altruismo de los grandes
personajes históricos. Pero no se les pega a estos tipos, prefieren
otro tipo de actividades más lucrativas.
Los
parados, y más en la situación actual, en la que no se ve salida
para ellos, se desesperan y están dispuestos a cualquier cosa, sobre
todo cuando se les acaba el tiempo de la prestación y ya han perdido
todas las esperanzas de encontrar un trabajo adecuado. Y los “listos”
están dispuestos a aprovechar ese estado de ánimo. Algunos bancos
(iba a decir que extranjeros, pero entonces se acusaría de xenofobia
y por otro lado el dinero no extranjero en ninguna parte) han visto
el modo de ahorrarse costosas campañas publicitarias. Han decidido
aprovechar el filón que supone el gran número de parados y han
convencido a muchos para que les hagan la publicidad gratis. Los
mandan a buscar clientes, de tarjetas o de lo que sea. Pero sin
pagarles, ¡ojo! Les pagan por cada contrato que logren. Y les hacen
creer que se pueden conseguir x contratos cada día. Así que los parados allá
van, en busca de esos contratos posibles, llevando el nombre del banco y la
oferta del producto a los potenciales clientes. Es posible que alguno
diga que no, pero que luego lo piense y acuda al banco a hacérselo;
en este caso, el parado que le ha explicado el asunto no cobra nada.
Lo
ideal sería que todos aquellos a los que contacte un parado
contrataran la tarjeta de ese banco, para que él cobre la comisión,
y que meses después la cancelaran y no volvieran a tener contacto
nunca jamás con dicho banco. El que sea.
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