domingo, 17 de marzo de 2013

El patriotismo europeo

Ha hablado el presidente de Alemania, en un discurso en muchos aspectos tranquilizador, de fomentar el patriotismo europeo. En lo que respecta al fondo del asunto me parece correcto.
En cambio, cuando se refiere a la identidad europea, o al mito fundacional, entra en un terreno peligroso. Antes se había referido a los nacionalismos, que dificultan la plena integración europea. Y en este punto tiene razón, porque los nacionalismos lo dificultan todo. Los nacionalismos actúan como una droga que se apodera de la voluntad de quienes lo adoptan y ya no perciben las cosas igual que antes.
Es cierto que conviene fortalecer la Unión Europea, dejando atrás prejuicios nacionalistas, porque está en juego el Estado del Bienestar, y eso es vital. Sólo una Europa fuerte y cohesionada puede defender esto, que ha costado tanto de conseguir. A los nacionalistas no les interesa, porque ellos sólo piensan en sí mismos. Les da igual que los ciudadanos puedan perder algo tan valioso.
Es inquietante que el presidente europeo lance críticas a los nacionalistas y luego utilice símbolos de este tipo para animar a reforzar Europa.
Son los ideales y el interés común los que deben motivar la Unión Europea. No se trata de construir una identidad, sino congeniar en la consecución de unas metas. La conservación del Estado del Bienestar es un objetivo noble. Y no se trata tan sólo de lograr que sobreviva en Europa, sino de demostrar a los demás países del mundo que es altamente recomendable.
Y eso sí que sería hacer un favor a los más desfavorecidos, que son explotados en otras partes del mundo. No es que los europeos tengamos un enemigo contra el que luchar, que es lo que predican los nacionalistas, sino que tratamos de propagar unos modos de vida humanos, saludables y convenientes para todo el mundo.


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