Estos
días pasados he recibido furibundos ataques por haberme atrevido a
criticar a Hugo Chávez. Los admiradores españoles del difunto y
grotesco líder venezolano, cobijador de etarras entre otras cosas,
son así.
Su
calidad democrática es escasa. En primer lugar, porque un admirador
de Chávez no puede ser muy demócrata; y en segundo lugar porque el
hecho de que no toleren las críticas a ese sujeto corrobora lo
anterior.
Ahora
tienen otro motivo para adorar a Chávez. El elegido como sucesor por
él se ha mostrado claramente homófobo. No sé si es ocioso explicar
que una persona homófoba es radicalmente injusta. El odio gratuito a
una parte de la humanidad debería ser castigado por ley.
Conozco
a quienes siendo homófobos se tienen por buenas personas. Eso es
imposible, ya que es contradictorio.
Hay
un refrán español que dice: Dime con quién andas y te diré quién
eres. Hugo Chávez eligió a Nicolás Maduro como su sucesor para
dirigir al pueblo venezolano, y Maduro, en campaña electoral ha
presumido de homófobo. “A mí sí me gustan las mujeres”, dijo;
y le dio un beso en la boca a Clilia Flores, su mujer. A juzgar por
las fotografías, el rostro de esta señora da miedo. ¡Pobre del que
caiga en sus manos! Tal para cual.
El
tal Maduro, próximo presidente electo de Venezuela, si no lo remedia
algún dios misericordioso, también hace pinitos como poeta. A su
opositor, Henrique Capriles, lo llamó “princeso” y “niño de
la burguesía”. Pueden estar contentos sus defensores.
Otra
dama cuyo rostro infunde pavor, componente también del gobierno de
Chávez, María Iris Varela, @irisvarela en twitter, lanzó este
tuit, #caprilesmiserable Te daremos nuevamente una histórica paliza
para que aprendas a respetar al pueblo! Drogadicto de mierda!
10/03/13 22:16.
Es
lo que hay. Ya se ve que algunos se agarran a un clavo ardiendo,
probablemente, porque no tienen otra cosa.
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