jueves, 30 de enero de 2014

El nacimiento de Vox

Como consecuencia de la degradación del PP y del PSOE, partidos que ya han perdido todo su espíritu y han pasado a ser simplemente estructuras piramidales de poder, van surgiendo otros que, tras haber recogido las esencias abandonadas por aquéllos, aspiran a sustituirles.
Es una apuesta legítima, perfectamente democrática, y lógica si se tiene en cuenta la deriva de la política española.
Ciudadanos y UPyD defienden unos valores abandonados por el PSOE. Ciudadanos en Cataluña y UPyD en el resto de España. Basta comparar los discursos de Rivera con los de Navarro, Chacón o Montilla para comprender esto. En el caso de UPyD, es evidente que Rosa Díez no puede estar en el mismo partido que Eguiguren o Patxi López. Rosa Díez está a favor de las víctimas del terrorismo. Ni se le ocurriría utilizarlas.
Vox se presenta como alternativa al PP. Creo que algunos de los puntos del manifiesto fundacional de Vox podrían se asumidos por Ciudadanos o por UPyD, pero otros serían inadmisibles para ellos. Por tanto, dado que los fundadores de este partido no se sienten cómodos en el PP y no caben en ningún otro partido es lógico que hayan dado este paso.
José Antonio Ortega Lara es uno de los fundadores. Es curioso que haya gente que venere hasta extremos ridículos a gente que tiene gracia pegándole patadas a un balón, o que sepa cantar. Y no sólo cuando corren detrás del balón o cuando cantan, sino también cuando hablan, y en esto último a lo mejor no son tan duchos. La proeza de Ortega Lara, en cambio, ha pasado desapercibida. No debe de haber mucha gente capaz de soportar lo que él y salir tan bien parado del asunto. Hubo alegría generalizada cuando fue liberado y para de contar. Su capacidad para sobrevivir en las condiciones en que estuvo, sin perder la integridad moral y la salud mental merecen un aplauso muy prolongado. Y la admiración de las gentes. No necesariamente hay que estar de acuerdo con todo lo que diga o haga, pero sí observarlo con curiosidad y respeto.
Yo no me lo imagino haciendo las cosas que hacen otros políticos. Él no sucumbió al terror. Abundan los políticos que sí sucumben ante otras tentaciones.

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