miércoles, 1 de enero de 2014

Empezar el año con Albert Camus

Creo que hay modos muy adecuados de comenzar el año y uno de ellos es tener en cuenta las enseñanzas de una de las personas más admirables que han poblado el mundo de la literatura.
Rosa Navarro Durán, que tanto sabe de literatura y cuyo esfuerzo por incitar a los niños a leer la hace digna de encomio, es camusiana de pies a cabeza.
Es habitual en estas fechas que la gente haga propósito de enmienda, o que tenga la firme intención de conseguir que en el año que empieza las cosas le vayan mejor. Generalmente, y esto es innegable, se piensa en uno mismo. En conseguir cosas. El prójimo, sin embargo, esa persona en la que se piensa menos está ahí. Quizá esperando no ser dañado. Albert Camus explicó que una simple mirada despectiva puede ser la gota que colme el vaso y lleve a alguien a tomar la decisión de suicidarse.
La vida de muchas personas pende de un hilo y no se sabe quiénes son esas personas. Ellas lo disimulan muy bien. Lo que sugirió Albert Camus es que debemos evitar esos gestos. Eso es muy difícil de conseguir. Yo mismo he recibido en los últimos tiempos varios desprecios gratuitos, no buscados y ni siquiera presentidos. No se trata de un lamento, sino de hacer constar que el caso se da. Acaso haya gente que necesite menospreciar a alguien. Prestarse a ello quizá sea una obra de caridad. Creo que quienes han actuado así conmigo han leído a Camus y se declaran admiradores suyos, pero no lo conocen tan bien como la anteriormente citada Rosa Navarro Durán.
Yo también incurro a veces en semejante error, pero siempre es de forma impremeditada y espontánea y en cuanto me doy cuenta trato de rectificar.
Se habla muy poco en la prensa de los suicidios y yo creo que eso es un error. Se habla poco para evitar el supuesto contagio, pero quizá si se hablara más la gente tomaría conciencia y trataría de evitar conductas que lo pueden provocar. No todos los que sufren desprecios se suicidan, pero hay un porcentaje que sí.

No hay comentarios: