viernes, 17 de enero de 2014

La capacidad de Cayo Lara para la síntesis

Un político debería ser alguien dedicado a resolver los problemas de la sociedad en que vive. La realidad, en España, es otra. Los políticos en España se dedican a agrandar los problemas que detectan; no a resolverlos utilizando las leyes que han establecido ellos mismos, sino burlando o pisoteando esas leyes.
Da la impresión de que una de las señas de la izquierda española es la de incitar al odio. Ya inició ese camino, hace tiempo, Felipe González, cuando enseñó a identificar a los de derechas. El mismo Felipe González que se tenía un por un demócrata fetén y que ahora se aburre en un consejo de administración. A un obrero no le pasaría. ¡Qué va a ser demócrata Felipe González! Un demócrata no incita a odiar a nadie. Eso lo hacen los dictadores con el objetivo de asegurarse el poder.
No sólo la izquierda incita al odio, pero resulta curioso que lo hagan quienes dicen querer el bienestar de la clase obrera. El odio no puede traer nada bueno a la clase obrera. El odio sólo es útil para los despabilados de costumbre. ¿Será uno de ellos Cayo Lara? El tuit que lanzó el día 15, a las 9'39 «Rajoy, descendiente de los “conquistadores” pide el aval para su política a un descendiente de los esclavos africanos. ¡Quien lo iba a decir!», no parece indicar eso. Ese tuit, con el que torpemente intenta desmerecer a Rajoy, no tiene sentido. Si Rajoy es descendiente de los conquistadores, también lo somos los demás, incluido el propio Cayo Lara. Y si por ese motivo no podemos salir a la calle, se nos tendrá que explicar que se espera de nosotros.
Lo de Obama todavía tiene más miga. El asunto al final ya no consiste en resolver problemas, sino en buscar sucesos históricos que sirvan de coartada para vomitar veneno.

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