sábado, 4 de enero de 2014

Lo de Sacyr es peligroso

Hay peligro para los bolsillos de los contribuyentes españoles, claro; y si se tiene en cuenta que el gobierno italiano también va a enviar a alguien a negociar, ya se ve que el peligro es mayor.
Por su parte, el presidente de Sacyr ya ha dado un bocado. Vendió casi tres millones de acciones de su empresa antes de anunciar la paralización de las obras del Canal de Panamá.
El asunto es espeso por donde se le mire, salvo por la parte del dinero que está muy claro que alguien lo tiene que poner. En la acometida del proyecto, por parte del gobierno panameño parecen haber bastantes asuntos dejados al albur. No eran unos estudios serios en los que todo estaba calculado y calibrado.
De las cuatro ofertas que se presentaron se eligió la más barata, esa que ahora pide más dinero para continuar.
El gobierno de Zapatero presionó para que el contrato fuera para una de las empresas españolas que concurrieron al concurso, sin decantarse por ninguna, puesto que alega que estos contratos no se pueden lograr si no es así. Es posible que esto sea así, pero en ese caso el gobierno de Zapatero debió asegurarse de que las propuestas españolas que apadrinaba estaban bien fundamentadas. Ya se va viendo que no. El presidente que presumía de preocuparse por los pobres comprometió el dinero de estos para que algunos ricos hicieran su negocio.
Sacyr obtuvo un aval público de 400 millones de dólares para que le concediesen el proyecto.
Y finalmente el asunto ha pasado a ser un problema entre Estados. Lo cual hace sospechar que los grandes empresarios inmersos en la obra ganarán ingentes cantidades de dinero, mientras que el gobierno español, de tapadillo, pagará lo que sea necesario, y aquí paz y después gloria. Tal vez haya quien piense que además de los empresarios ganen dinero algunos políticos.

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