jueves, 9 de enero de 2014

La responsabilidad del ministro del Interior

No es lo mismo ser responsable de algo que sentirse responsable. Un psicópata nunca se siente responsable de los destrozos que causa, valga este dato como ejemplo.
No todos los irresponsables son psicópatas. Sólo el uno por ciento de la población es psicópata, que si se mira bien es un porcentaje elevado y debería servir para alertar del peligro. No todos los psicópatas son inteligentes. El porcentaje de inteligentes entre los psicópatas viene a ser el mismo que el de la población en general. Los psicópatas suelen concentrarse en aquellos puntos en que pueden alcanzar poder. Es curioso y al mismo tiempo muy peligroso que se les permita alcanzar cargos en los que no hay nadie que les controle.
Pero dejando aparte a los psicópatas, para dirigir la mirada a los irresponsables, uno de los que brillan con luz propia es el ministro de Interior. Menuda racha de ministros del Interior llevamos: Rosón, Corcuera, Belloch, Acebes, Rubalcaba, Fernández, me he saltado muchos, ya lo sé, pero los citados pueden representarlos a todos. Debe de ser un ministerio difícil, y todos, esos y los que faltan, han tenido que lidiar con Eta. Y no hay manera, porque en torno a Eta se mueven muchos intereses. Y todos ellos espurios.
Aparte de que todos los sucesivos gobiernos de España han querido sacar rédito electoral a la lucha contra Eta, hay que unir el hecho de que otros partidos han mantenido posturas muy confusas, por decirlo de modo suave, ante la existencia de la banda. Y luego está la Iglesia, cuya actitud en el País Vasco es moralmente lamentable.
La metedura de pata del ministerio del Interior con respecto a la actuación policial que acabó con la detención de varios miembros de Eta merecía alguna dimisión, que no se ha producido. La reacción del gobierno vasco es nauseabunda. Y la de los amigos de los etarras, esos angelitos, la esperada.

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