lunes, 14 de diciembre de 2015

Bella por dentro

En esta vida, y sobre todo si nos sumergimos en la masa, solemos perseguir objetivos que en realidad ni nos interesan ni nos convienen. Tal ocurre con las señoras cuya belleza física excede a la de la mayoría.
Ocurre que a veces estas señoras tienen poco más que aportar, aparte de su belleza física, pero aún puede ser peor, porque las hay que lo que aportan es veneno puro.
Las señoras que no son tan agraciadas se defienden alegando que la verdadera belleza está en el interior y tienen razón. ¿Quién puede negar esto? Lo que ocurre es que la belleza interior no dispone de un espejo en el que corroborar lo que se piensa. Ni tampoco de un arsenal de cosméticos. Y aquí está la trampa. ¿Quién no se ve bella por dentro? Manuela Carmena se debe de ver bellísima por dentro. Cuando dijo aquello de que “quienes deberían estar en la cárcel son los verdaderos terroristas” debió de considerarse el culmen de la belleza interior. Ada Colau, por su parte, debe de pensar que Madrid es más grande que Barcelona, pero la alcaldesa de esta ciudad, que es ella, es todavía más bella, por dentro, y quizá por fuera, que la de la capital. Pero si se habla de belleza interior, quizá Almudena Grandes y Maruja Torres, tengan algo que decir. Ellas que están tan preocupadas por los pobres. Ellas que molerían a palos a los malos. Y a saber las cosas que les harían a las malas, o les desearían. Y hay muchas otras que, sin duda, también se creen las más bellas por dentro, porque se tienen por las más solidarias, motivo por el cuál militan en partidos de la izquierda o de la extrema izquierda.
Pero es que también hay bellos por dentro, como esos que continuamente hacen guiños a los etarras, esos 'gudaris', ¿verdad?, y tildan de fascistas a todos los que no son de extrema izquierda.
El problema para la sociedad se plantea cuando son muchos los que están de acuerdo estas personas. Esta sociedad no está muy bien.

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