sábado, 26 de diciembre de 2015

Chimo Puig y sus cosas

Sé que él escribe su nombre de otro modo, pero a mí, como valenciano, me gusta el sonido rotundo del dígrafo ch. Cuando fui a Madrid por primera vez era jovencísimo y lo primero que llamó la atención de mí entre los madrileños fue mi forma de decir che.
También sé que a los catalanistas, entre los que se encuentra el actual presidente del Reino de Valencia (puesto que ellos no van a dejar de usar nunca el nombre que se han inventado, yo empleo el correcto), les molesta este sonido y también el de la eñe.
Afortunadamente, el catalanismo es una especie a extinguir.
Dice este Chimo Puig, en el que Fernando Savater detectó cierto bloqueo de las funciones de cerebración superior, que el PSOE no debería pactar nunca con el PP, cosa que en un principio podría parecer aceptable. Pero luego, uno se fija en que el PSOE sí que ha pactado con Compromís, con Podemos, con Bildu, con ERC, con CiU, con el PNV, con IU, etc. y entonces cae en la cuenta de que Felipe González, que salta a la vista que no es tan burro, sí que ha pedido el pacto PP/PSOE.
Por otro lado, y en contra de lo que puedan decir malas lenguas, no es cierto que Mónica Oltra haya tenido una idea buena. Ésta es de Compromís, partido nefasto donde los haya, y los hay, y ha convertido a la provocación y el desparpajo en sus señas de identidad. Aquello de «tranquilos, si no ponen las banderas es porque las estarán lavando» es de lo más suave que ha dicho. A Chimo Puig le tuvo que hacer gracia esto, claro.
Los propósitos de los catalanistas se pueden resumir en una palabra: adoctrinar. Da fe de ello que su prioridad es reabrir la televisión valenciana, pese a que no puede ser más deficitaria.

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