domingo, 20 de diciembre de 2015

El muchacho que se la guardaba a Rajoy

Al parecer, hubo un muchacho de 14 años que increpó a Rajoy por algún asunto político. El presidente le dio la respuesta correcta, le dijo que era muy joven para hablar de política.
Es cierto, a esas edades es muy infrecuente que no se esté mediatizado por el entorno. Hace falta más tiempo para lograr un discurso propio, cosa que muchos no consiguen nunca y los hay que ni lo intentan.
Sin embargo, el joven se la guardó y al llegar a la mayoría de edad ha querido devolverle lo que consideró un golpe: ¿Soy bastante mayor ahora? Hay gente que con el paso del tiempo evoluciona, hay gente que se queda estancada y hay quien a temprana edad ya tenía buena puntería y cuatro o cinco años después se da cuenta de ello con alborozo. Quizá tenga razón el muchacho o acaso Rajoy, pero lo que no es correcto es el espíritu revanchista, ni la mala educación. Por ahí ha fallado el joven.
Entra dentro de las posibilidades estadísticas que a un joven se le vaya la olla. Lo preocupante es el tratamiento que algunos medios han dado a este caso. Si lo que está mal se ve como si estuviera bien y se aplaude no se puede hablar luego de regeneración política ni de nada que lo parezca.
Ocurre algo parecido con el puñetazo que recibió Rajoy a traición. Una traición no debe aplaudirse jamás. Los animales lo saben y por eso no la consienten. Sin embargo, también algunos medios españoles le han dado al hecho un tratamiento que no tiene nada que ver con la ortodoxia. Diríase que se habla de regeneración y de corrupción porque hay que hablar de algo. Lo que interesa es que haya lío, etcétera.
Me parece a mí que en este estado de cosas lo procedente es nombrar presidenta del gobierno a Mercedes Milá y encomendar el alma al diablo.

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