martes, 8 de diciembre de 2015

Conclusiones tras el debate

Poco se puede decir de un debate (por usar el nombre oficial que se le dio), al que concurrieron dos líderes emergentes, es decir, surgidos de la noche a la mañana, más tramposos que otra cosa, el líder de otro partido que ha perdido definitivamente el norte y cuya mejor arma es la sonrisa y la vice líder del partido que gobierna, que está maniatado por la gran cadena de errores que viene cometiendo desde su fundación.
Se dirá que Alberto Rivera ya lleva diez años en política y es cierto, pero siempre reducido a su ámbito local. Esos son dos datos relevantes. Que lleva diez años al mando del partido y que ha salido de repente de Cataluña y hasta el momento no había sido capaz.
A la vista de la magra cosecha de ideas que proporcionó el debate, sin duda porque cada uno de los intervinientes tenía un objetivo concreto, y éste no tenía nada que ver en ningún caso con los grandes ideales, o soluciones concretas para los problemas en curso, conviene pasar a otras cosas.
Por ejemplo, Félix de Azúa pide ahora el voto para Ciudadanos y alega que fue uno de los fundadores. Alguien ha sacado a colación que en las primeras elecciones a las que concurrió este partido presumió de no haberlo votado, a pesar de ser uno de los fundadores. Cabe imaginar a qué partido votaría, y eso da risa.
Gustavo Bueno, por su parte, ha afirmado que votará a Rajoy, porque es el único que garantiza la unidad de España. Cuesta pensar que no esté bien informado, aunque se entiende que desconfíe de Rivera, que también promete eso.
Fernando Iwasaki, Aurelio Arteta, Fernando Savater y Andrés Trapiello, no sólo es que prefieran a UPyD, el gran ausente del debate, sino que al menos tres de ellos irán en sus listas. También irán en ellas las bravas Maite Pagazaurtundúa y María Teresa Giménez Barbat.

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