miércoles, 6 de enero de 2016

La custodia compartida y los niños robados

En el libro 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades', que a pesar de lo que puedan pensar algunos a causa del título no es un libro localista, sino que abordo en él cuestiones muy variadas e inconexas entre sí, me refiero a estos dos asuntos, que son bastante polémicos. Ha pasado inadvertido entre los afectados por motivos diferentes que trataré de explicar.
Es costumbre en España esperar que los gobernantes lo resuelvan todo. Que lo hagan bien o mal es otra cuestión, y al juzgar estas cosas también es corriente que se usen los cristales de colores.
No es difícil darse cuenta de que cada caso de divorcio es distinto de los demás y que aunque se repitan muchas situaciones y a quien ve un caso le parezca que ha visto antes cien igual que ese, hay que tener en cuenta que entre los implicados puede haber psicópatas, paranoicos, psicóticos, narcisistas, etc.
Personas tan simples como alguno de los políticos emergentes pueden pensar que todos los casos son como el suyo, sin darse cuenta de que lo pueda ser una bendición en su caso, puede ser criminal en otro.
En España no es costumbre debatir las cosas, sino que cuando alguien se sube a un burro lo hace con la intención de quedarse arriba para siempre. Y este modo de ser condiciona a los políticos, porque suelen optar por lo que les da más votos.
Los perjudicados son los niños.
Lo que ocurre con los niños robados, asunto que clama al cielo, es que entre ellos hay mucha división, mucho afán de protagonismo, muchas suspicacias y recelos entre ellos, y algún que otro despabilado que está haciendo su agosto.
Si alguien defiende su causa sin tener nada que ver con ella y simplemente por amor a la justicia es visto con desconfianza y recelo. No es bueno para España que el asunto se cierre en falso, pero ya se va viendo que la justicia no es la prioridad de los españoles. Al menos, de los de hoy.

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