jueves, 28 de enero de 2016

Variaciones de la dignidad

Lo dijo Humpty Dumpty: “Las palabras significan lo que yo quiero que signifiquen.”. La palabra dignidad hoy en día se usa mucho. Concretamente, desde que han llegado los podemitas. Siempre tienen esta palabra en la boca.
Digno como un pobre, escribió Umbral. Pero los podemitas no son pobres, se sirven de los pobres, que no es lo mismo.
Cuando Consuelo Ordóñez habla de dignidad la palabra no sufre ningún menoscabo, ni merma. En su boca adquiere su pleno significado. Y su esfuerzo le cuesta. Consuelo Ordóñez no trata de hacer negocio con su verbo, ni pretende ningún escaño que le permita vivir de los impuestos. Su hermano Gregorio Ordóñez quiso servir a la sociedad y nunca dejó de decir lo que pensaba, a pesar de que vivía en un lugar muy peligroso y lleno de gente sin dignidad. Lo mataron y Consuelo Ordóñez tampoco se ha callado nunca y su vida también ha estado en riesgo. Eso es la dignidad.
Quienes hacen escraches, quienes se presentan ante el Rey vestidos de cualquier modo, quienes mantienen relaciones amistosas, o quizá más, con gobiernos que protegen a etarras, si hablan de dignidad ofenden a los pobres que sí son dignos.
Hay una carta de Consuelo Ordóñez a Pablo Iglesias que está en la web de Covite, a disposición de quien la quiera leer. Si Pablo Iglesias tuviera dignidad la contestaría.
La política española está bastante encenagada para que vengan otros a ensuciarla más. ¿Qué dignidad hay en esos que dicen que si llegan al poder retirarán la querella contra Mas? ¿Dónde está el respeto a la justicia y, por ende, a los ciudadanos?
Los podemitas critican la corrupción de los demás, sin caer en la cuenta de que es circunstancial, mientras que la suya es congénita dado que sus convicciones democráticas brillan por su ausencia. Hasta el punto de que convirtieron en espectáculo la toma de posesión de sus cargos.

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