lunes, 11 de enero de 2016

Malintencionada Rosa Rodero

Ser injusto es lo peor que se puede ser en esta vida y cuando se es por falta de interés o cuidado en el asunto se incurre en lo que Hannah Arendt llamó 'la banalidad del mal'. Atribuirle odio a una persona sin más argumentos que el deseo de que sea así, es maldad pura.
A los etarras les interesa que circule la especie de que Consuelo Ordóñez actúa movida por el odio. Y los hay que la difunden, entre ellos Rosa Rodero. Pero eso es un insulto a las instituciones del Estado. Todo lo que hace Consuelo Ordóñez tiene el respaldo oficial, porque Covite es una asociación que actúa dentro de la ley y ni la asociación, ni su presidenta hacen nada ilegal. Si Covite tuviera el odio como objetivo o motor de sus actuaciones no podría haber sido legalizado.
Todas las víctimas del terrorismo, en cuanto a víctimas, merecen todo el respeto y apoyo de la sociedad, pero no hay que confundir las cosas, el hecho de que alguien sea víctima del terrorismo no significa que sea buena persona. Un canalla puede ser víctima del terrorismo.
'Por sus hechos los conoceréis', esto es absolutamente cierto, y los hechos de Consuelo Ordóñez están a la vista: Utiliza su tiempo, su dinero y sus esfuerzos para defender la dignidad de todos los españoles, porque todos somos víctimas de ETA, dado que la banda condiciona la vida política de España y tuvo aterrorizada a la población.
Donde no prevalece la justicia no hay dignidad, no hay humanidad, no hay democracia, no hay vida digna de tal nombre.
No es extraño que las peores personas de España odien a Consuelo Ordóñez. Ya se vio en la persona de Sócrates que preocuparse por el bienestar de los demás es peligroso. Los etarras consiguieron, amedrentando a sus clientes, que Consuelo Ordóñez abandonara San Sebastián, pero los etarras han fracasado porque ella, moralmente, sigue allí. Necesitan ensuciarla para que desaparezca del todo.


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