viernes, 8 de agosto de 2008

Capítulo VII de la Carta de la ONU

El enviado del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental, el llamado Peter van Walsum, no tiene ningún empacho en afirmar que la legalidad internacional ampara al Frente Polisario. He aquí como quienes niegan los derechos de los saharauis, bien sea Sarkozy, bien sea Zapatero a través de Moratinos, quedan desautorizados. Es cierto que a continuación el tal Peter van Walsum añade que el Consejo de Seguridad no está dispuesto a ejercer la fuerza para defender al Pueblo saharaui de la agresión de que es objeto por parte de Marruecos, como prevé para estos casos el Capítulo VII de la Carta de la ONU.
De donde se puede deducir que el Consejo de Seguridad no actúa cuando debe sino cuando quiere. Lo que significa que no sigue el mejor camino para imponer la paz en el mundo, puesto que sólo defiende la justicia cuando quiere y se inhibe cuando le conviene. ¿Cómo puede mediar entre Israel y sus antagonistas un organismo caprichoso?
Pero esperpento no acaba ahí. El tal aliado, en otra de sus perlas, dice que el Polisario, pese a la rotundidad de sus argumentos legales, no ha conseguido ningún resultado. La ONU ampara, entonces, la ley del más fuerte. Como los saharauis no tienen ninguna fuerza, no pueden hacer valer sus derechos. Vía libre pues a los caprichos de Hassan II. Y mal camino para derrotar a Ben Laden. El mejor modo de evitar que crezca el número de seguidores de este infernal personaje es demostrar el máximo interés por la justicia.
La sociedad española, al menos en este caso, está de parte de quien tiene razón. Lástima que los sucesivos gobiernos españoles vayan por otro lado. Zapatero, que permaneció sentado al paso de la bandera estadounidense, corre luego a reconciliarse con Hassan II, también con Chávez. Sin embargo, para los saharauis sólo tiene palabras vacías.

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