La prensa de todo el mundo anda durante estos días sacando a relucir al hermano pobre de Obama. El padre de Obama abandonó a su mujer, o se divorció, y a su hijo y volvió a Kenia, en donde tuvo más hijos con más mujeres.
Si Barack Obama hubiera crecido junto a sus hermanastros quizá hubiera podido ayudarles de un modo o de otro, o acaso ellos a él. Habiendo tantos kilómetros entre unos y otros es imposible que se dé esa colaboración. Es improbable, incluso, que puedan entenderse. Los planteamientos vitales de unos y otros deben de tener muy pocas cosas en común y sus experiencias son, con toda seguridad, totalmente diferentes. También puede darse el caso de que Barack se sienta tentado a ayudar económicamente a George Hussein, pero ya se sabe que quien vive de limosna se siente como un parásito.
Es la humanidad, o más bien la parte rica de la humanidad, la que debería avergonzarse del dato. Dos personas que comparten incluso lazos de sangre se ven abocadas a dos futuros bien distintos. Una las dos puede alcanzar el cargo más prestigioso del planeta, o al menos lucha por él. La otra tiene difícil salir de la miseria. La vida, una vez más, se muestra muy poco paritaria, ofrece muy distintas posibilidades a unos y otros.
Y eso no es lo malo, ni lo peor. Lo triste es la indiferencia con que se miran las cosas, el escaso interés en resolver el más importante problema que tiene planteado la humanidad, que es el hambre. Lo que interesa al gobierno de Estados Unidos es seguir siendo la primera potencia mundial. Lo que interesa al gobierno catalán es recibir dinero del Estado para subvencionar entidades catalanistas. Lo que interesa al gobierno extremeño es seguir aumentando el número de funcionarios para garantizarse su voto. Lo que interesa al gobierno inglés es continuar fuera del euro. Lo que interesa al gobierno chino es seguir pisoteando la dignidad de todos, en primer lugar la de los propios chinos.
Hay mucha gente en la misma situación que el hermano de Obama.
Si Barack Obama hubiera crecido junto a sus hermanastros quizá hubiera podido ayudarles de un modo o de otro, o acaso ellos a él. Habiendo tantos kilómetros entre unos y otros es imposible que se dé esa colaboración. Es improbable, incluso, que puedan entenderse. Los planteamientos vitales de unos y otros deben de tener muy pocas cosas en común y sus experiencias son, con toda seguridad, totalmente diferentes. También puede darse el caso de que Barack se sienta tentado a ayudar económicamente a George Hussein, pero ya se sabe que quien vive de limosna se siente como un parásito.
Es la humanidad, o más bien la parte rica de la humanidad, la que debería avergonzarse del dato. Dos personas que comparten incluso lazos de sangre se ven abocadas a dos futuros bien distintos. Una las dos puede alcanzar el cargo más prestigioso del planeta, o al menos lucha por él. La otra tiene difícil salir de la miseria. La vida, una vez más, se muestra muy poco paritaria, ofrece muy distintas posibilidades a unos y otros.
Y eso no es lo malo, ni lo peor. Lo triste es la indiferencia con que se miran las cosas, el escaso interés en resolver el más importante problema que tiene planteado la humanidad, que es el hambre. Lo que interesa al gobierno de Estados Unidos es seguir siendo la primera potencia mundial. Lo que interesa al gobierno catalán es recibir dinero del Estado para subvencionar entidades catalanistas. Lo que interesa al gobierno extremeño es seguir aumentando el número de funcionarios para garantizarse su voto. Lo que interesa al gobierno inglés es continuar fuera del euro. Lo que interesa al gobierno chino es seguir pisoteando la dignidad de todos, en primer lugar la de los propios chinos.
Hay mucha gente en la misma situación que el hermano de Obama.
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