jueves, 14 de agosto de 2008

La niña que cantaba es fea

Martin Niemoller
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada".

El gobierno chino hizo que una niña apareciera como cantante, mientras escondía a la que realmente ponía la voz, con la excusa de que una es más agraciada físicamente que la otra. Este hecho no sólo es una humillación para la niña, sino para todo el mundo en general, incluidos los chinos. Denota una total falta de dignidad, al pisotear con tanta desenvoltura la de los demás. El gobierno chino sabía que nos lo íbamos a tragar. Toda persona tiene su sello particular. Un rostro amable es más agradable de ver que uno hermoso. Además de que todo el mundo tiene derecho a vivir.
Estamos acostumbrados a callar ante tantas cosas que prácticamente ya no queda nada ante lo que hacer la vista gorda. No es únicamente China la que nos humilla. Hace poco, el representante de la ONU decía que puesto que los saharauis no tienen fuerza para hacer valer su razón (que les reconoce) deben negociar con Marruecos.
No se les podían negar los Juegos Olímpicos a China puesto que son escasos en el mundo los lugares en los que hay democracia. El llamado mundo civilizado se recrea en sí mismo y se niega a luchar por un mundo más justo, no sea que vaya a perder privilegios, y así nos va.
China puede sofocar al Tíbet como le parezca, puede sojuzgar a los chinos tranquilamente e inundar el mercado con productos de bajo coste, gracias a la baratura de su mano de obra. Y no termina ahí la cosa. En los últimos tiempos, cientos de miles de chinos se están instalando en países ajenos al suyo. El caso no es idéntico al de los cubanos que abandonan Cuba, por ejemplo. Un cubano que huye de Fidel puede tener o no tener dignidad. Los chinos que abandonan China siguen afectos a su gobierno, puesto que éste los protege. Ningún país puede exigir a los comercios chinos que cierren los domingos, pero la Unión Europea sí que podría. Y la Unión Latinoamericana, si existiera, también.
Por el camino que vamos puede que llegue el día en que tengamos que darnos cuenta de que hemos perdido la Seguridad Social, nos habremos quedado sin el Estado del Bienestar, que tantos esfuerzos nos ha costado.

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