miércoles, 6 de agosto de 2008

Miren Azkarate y otros

Puede servir como ejemplo el caso de alguien que compra algo en una tienda y que cuando paga su adquisición advierte que el comerciante le ha devuelto de más y se calla y sale muy contento de la tienda con el producto que casi le ha salido gratis. Algo similar ha ocurrido con el infame, como todos los etarras, De Juana.
Miren Azkarate, la portavoz del gobierno vasco, sin embargo, pide la aplicación rigurosa de la ley. Como si no se hubiera producido. La ley es ñoña, porque parte de un supuesto ridículo, como es que su finalidad sea la de reinsertar a los delincuentes. Un etarra no puede en ningún caso ser reinsertado. El único modo que tiene un etarra de poderse mirar al espejo, consiste en reafirmar su atrocidad, en justificar sus asesinatos, en pensar que sus víctimas lo merecen. Es fácil comprender que si De Juana, o cualquier otro etarra, tuviera garantizada la impunidad, mataría sin cesar. No puede ser reinsertado y sin embargo la ley dice eso, que ha estado un poco de tiempo en la cárcel para que se reinserte. Y ya está en la calle. Se ha cumplido la ley. Si a todos los presos se les tratara comparativamente como a De Juana, las cárceles estarían vacías. La ley es ñoña o injusta, al menos eso es lo que yo pienso.
Lo que no debe pretender la señora Azkarate es que no se investiguen los nuevos delitos que pueda cometer De Juana. Resulta significativo que cuando casi todo el mundo se echa las manos a la cabeza por la levedad de la pena que ha cumplido el asesino, aparezca la portavoz del gobierno vasco defendiendo el cumplimiento de la ley española; ésa que, por otra parte, se negará a mejorar.
Y Egibar, por su parte, dice que él, si estuviera en el lugar de De Juana, lo que haría es marcar distancias y alejarse. Conviene anotar, que Egibar “puede” ponerse en el lugar del infame asesino.

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