Su propio nombramiento como presidente del Consell ya fue un fracaso del Partido Popular, que no fue capaz de prever lo que podía ocurrir permitiendo que Francisco Camps optase a la reelección, o porque no fue capaz de impedir que lo hiciese. En los partidos españoles, esas estructuras de poder, fallan o faltan muchos mecanismos.
Alberto Fabra ha sido nombrado precipitadamente al haber tenido que abandonar el cargo su antecesor, y se le ha pedido que no cambie al equipo de Consejeros nombrado por éste, con lo cual muchos de ellos, sino todos, se sienten interinos, ya que pueden pensar que tras las elecciones generales serán cambiados.
Pero eso no es lo grave. Si el gobierno de Alberto Fabra hubiera sustituido a uno de otro partido, probablemente estaría enseñando facturas encontradas por cualquier parte, como hace Cospedal, por ejemplo. Pero como sustituye a uno de su partido, ha de callar y disimular. Pero a pesar de que ha encontrado unas arcas tan vacías como Cospedal, quizá con más deudas todavía, y también con aeropuertos inútiles, le ha dado por el derroche, igual que a ella. Si derrochan los socialistas está mal, pero si lo hacen ellos está bien. De modo que Cospedal no es que no haya suprimido a los asesores, sino que les ha subido el sueldo. Pagan los contribuyentes y es posible que a muchos el sueldo no les alcance nada más que para eso. Fabra ha nombrado a 15. Se dice pronto. No hay dinero para muchas cosas perentorias, pero sí hay 800 000 euros para los asesores de Fabra. No ha podido hacer el “sacrificio” de elegir a sus asesores de entre los funcionarios. Se esperan recortes duros, porque el despilfarro por parte del gobierno de Camps ha venido siendo antológico, sin que nadie en el partido se haya atrevido a decírselo al hasta hace poco presidente. Porque alguno con dos dedos de frente debe haber en el PP. Tampoco le han dicho a Fabra que lo de los 15 asesores es un atropello a los contribuyentes.
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