Es un sueño que en España se pueda hacer eso. Pero si se sueña, se pueden hacer cuentas. Cotino ha puesto un tope de 140 euros mensuales de gasto para el móvil. O sea, que no había tope. ¿Lo habrá en algún sitio? 140 por 50 000, son 7 000 000 de euros.
Luego no hay dinero para pagar a los proveedores; los de la Sanidad, por ejemplo. ¿Serán siete millones de euros lo que gastan cincuenta mil cargos públicos españoles en el móvil, o serán más? Hay que imaginarse esos cargos públicos hablando con sus amantes, quienes los tengan, con sus empleadas del hogar (quizá sin papeles), con el tendero de la esquina, con el cónyuge que aún está en la peluquería y no puede llegar a tiempo a la cita, con el operador de bolsa, para que compre o venda tales acciones, etc., y todo a cargo del contribuyente, que a lo mejor no puede pagar el recibo de la luz, o acaso no puede comprarle ni una rosa a su santo o santa por su cumpleaños.
¿Será relevante para los asuntos españoles que el cargo público Leoncio Melenudo logre hablar por el móvil a cargo del contribuyente con su amigo de la infancia Quinto Segundo para quedar a tomar unas copas? ¿Todo ese gasto en teléfono móvil ha conseguido evitar la crisis o reducción de sueldo a los funcionarios, o el castigo a los pensionistas?
¿Merece la pena seguir pagando esos consumos de teléfono móvil antes que las facturas de los proveedores, o contratar más maestros para mejorar la calidad de la Educación, etc.?
Hace unos años no había teléfono móvil y en lo que se refiere a la política todo apunta a que su invención ha traído más gastos que beneficios.
Pero los políticos no sólo gastan dinero con el móvil. En Italia van a suprimir 50 000. Los tres o cuatro que deciden las cosas en España miran hacia otra parte.
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