Hubo un programa de televisión llamado Reina por un día. También por un día, los jugadores del Athletic de Bilbao tomaron del guardarropa las melenas postizas para demostrar su indignación por una injusticia. Lo explicó José María Ruiz Soroa en El Correo, el 15 de abril.
El título del artículo es Puesto que nadie lo dice, y puede leerse aquí. Una vez impuestos de su contenido, los jugadores del citado club deberían haber ido al mismo guardarropa en el que tomaron sus melenas postizas para vestirse con la ropa de tener vergüenza, pero puede decirse, casi con total seguridad, que no lo hicieron.
Eta ha conseguido acojonar a buena parte de los vascos. El PNV, gracias a las ventajas que da a los nacionalistas el sistema electoral español, utilizó en su beneficio ese temor generalizado. Hay que tener en cuenta que los nacionalistas tienen poco de demócratas. Ellos necesitan imponer sus criterios. No se dirigen a la razón de la gentes, sino a sus sentimientos, aprovechando que los sentimientos son manipulables.
En la actualidad llevan la voz cantante los de Amaiur, Bildu, etc. Son gentes que necesitan autojustificarse imperiosamente. Son los que miran hacia otro lado, son los que, como los jugadores del Athletic de Bilbao, no se inmiscuían en “cuestiones políticas”. Necesitan convencerse de que realmente son personas dignas, con motivos para adoptar sus comportamientos pasados.
Los cobardes odian a los valientes, de modo que es imposible que les voten. Y por ahí van los políticos, buscando el voto de los cobardes. Eso de “Dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre”. Por ahí van unos cuantos cuyos nombres no merece la pena decir. Incluso los del PP se han sumado a este proceder ignominioso.
Cabe hacer la salvedad de UPyD, que mantiene una actitud coherente ante el crimen. Pero obtiene pocos votos allí, porque los cobardes no votan a los valientes.
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