Mientras las personas corrientes nos preocupamos por cosas tan prosaicas como la corrupción que no cesa, el paro que crece, los recortes que proliferan y todas esas malas noticias con que nos abruma la realidad cotidiana, otras personas, cuyo espíritu quizá sea más elevado, no pierden de vista otros aspectos de la vida diaria.
Así por ejemplo, el firmante de la carta publicada por El Periódico y titulada No a la grafía francesa de Perpinyà. Y el nombre que figura como autor de la misma es Joan Esteve Pujol. No todos lo entienden como el autor. Uno de los dos comentarios que figuran en estos momentos dice lo siguiente: ¡Virgen Santísima, qué problema más grande, no sé si podre dormir esta noche!
Lo que inquieta al autor de la carta es que ha visto un indicador con el nombre Perpignan en una carretera catalana. Perpignan y no Perpinyà. ¿Cómo les va a explicar él a sus hijos o alumnos la catalanidad de Perpinyà? Cree que la Generalidad catalana no ha caído en la cuenta. Pero se equivoca, el gobierno catalán es tan imperialista como él.
Probablemente, se han dado cuenta los que deciden sobre esas cuestiones que ellos lo traducen todo al catalán, lo mismo da que sea Zaragoza que Cádiz, pero luego se mosquean si alguien dice Gerona y no Girona. El propio autor de la carta, a pesar de que la ha escrito en castellano, ha puesto Girona, y no Gerona.
Esa es una, pero hay otro motivo quizá tan importante como el citado. No estoy muy seguro de que un francés residente en Perpiñán, y que esté de visita por España, y busque el camino de vuelta hacia la ciudad en la que reside, al verse ante un cartel en el que ponga Perpinyà lo relacione con su ciudad.
Me enternecen las ínfulas imperialistas de quienes las tienen, pero creo que esos tiempos han pasado a la historia. Para lo único que sirven en la actualidad es para que unos den dolor de cabeza a otros y hasta les hagan gastar mucho dinero.
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