Los dos principales políticos de España tuvieron miedo de lo que podía venir y obligaron al Rey a pedir perdón. Había mucho en juego, para ellos y para todos.
Tal y como estaban las cosas, con la monarquía al borde del precipicio, era la ocasión propicia para abordar todas las reformas que precisa con urgencia el sistema político español. Pero no les conviene, de ahí que se hayan lanzado todos, junto con los medios a su servicio, a destacar el gesto del Rey.
Cuestionada la monarquía por motivos serios que vienen de muy atrás, los españoles podríamos haber optado por un sistema como el de Estados Unidos, y no como el de Francia o el Reino Unido. Con un sistema plenamente democrático, en el que los diputados pudieran regirse por su propia iniciativa, en lugar de obedecer órdenes, como en la actualidad, y con una Justicia realmente independiente, podrían salir a la luz muchos chanchullos y personajes respetables podrían ser invitados a fijar su residencia en la cárcel por algún tiempo.
Cabe la posibilidad de que nos enteráramos también de la procedencia de algunas fortunas que hace poco tiempo no existían.
Por lo que se va viendo, nada de eso interesa. El sistema hace aguas por todos lados. Pero a los que están instalados en él no les conviene remover nada. Dice Rajoy que no hay dinero, porque se lo han gastado todo. De acuerdo. Pero no sólo Zapatero. Camps, Montilla, Aguirre, Chaves, Griñán, y otros, también han practicado el despilfarro. Y en algunos casos, Rajoy debería haber impuesto disciplina. No lo hizo, y quizá no fue porque se lo impide su carácter, sino porque nuestro sistema es el que es, y no le convenía hacerlo. En el sistema español el ciudadano es el último mono, de ahí que si no hay dinero, pues se le recorta algo y se le suben. Lo intocable es el Sistema. Aunque no funcione.
No hay comentarios:
Publicar un comentario