La carta de El Periódico en la que me he fijado hoy se titula Marcando estilo. Su autor cree que ha encontrado ese detalle, o uno de los detalles, que permiten creer que los catalanes son superiores a los demás.
Se refiere a las decisiones que han tomado dos catalanes, Ferrán Adriá y Pep Guardiola. En su escrito dice que, como Ferrán Adriá, Guardiola piensa, y esta palabra, “piensa”, me ha hecho recordar que Félix de Azúa tiene un blog que hace unos días que no visito. Félix de Azúa es un catalán que piensa. Y creo que lo hace con acierto muy a menudo.
Nunca he ido al restaurante de Ferrán Adriá, ni tampoco tenía intención de ir, de modo que mi opinión sobre él ha de basarse únicamente en la referencias que tengo, de modo que creo que no merece la pena que me extienda más sobre el asunto.
Tampoco tengo la costumbre de ver partidos de fútbol, ni del Barcelona, ni de la Selección española, así que tampoco conozco de primera mano los méritos de Pep Guardiola. El único comentario que hay hasta el momento insinúa que ambos, Guardiola y Adriá, podrían servirse de paraísos fiscales para evadir impuestos. Eso también es pensar. Porque nadie lleva su dinero a los paraísos fiscales de forma impremeditada.
Encuentro finalmente el blog de Félix de Azúa, y su última entrada se titula Espadas sobre fondo de oro. Es una historia que merece ser leída. Este escritor no tiene nada que ver con los Oriol Pujol, Alfons López Tena y compañía. De Félix de Azúa se puede aprender. Si el artículo citado está bien, el final es digno de mención. Habla de un tiempo en el que todavía era posible creer en los milagros y el que las hazañas conllevaban gloria, honra y nobleza. Enseguida llegó el momento en el que la burocracia de casta se adueñó del cotarro, y en el que los súbditos se dejaron de monsergas y se dedicaron a ganar dinero.
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