El Fondo Monetario Internacional (FMI) estuvo dirigido por Rodrigo Rato hasta que salió por piernas, sin que se sepa por qué. La cuestión es que Rodrigo Rato no trabaja por mil euros...al día. Incluso me da a mí que diez mil euros diarios le parecerían pocos.
Es decir, el sueldo del director gerente del FMI no es cualquier cosa. A Rodrigo Rato le sucedió un fenómeno de la naturaleza, o eso parece. Las cosas que se van sabiendo de Dominique Strauss-Kahn explican como son las cosas en el mundo de los poderosos. Un pobre que se comportara como él lo tendría muy difícil en la vida y hasta es posible que tuviera que pasar muchos años entre rejas. En cambio, éste ha podido llegar hasta la cumbre del FMI, y que no vengan alegando las gentes de su entorno que no sabían nada, porque estas cosas, hechas por esta clase de gente, las sabe todo el mundo. El dicho es el siguiente: “Un caballero nunca alardea de sus conquistas y una dama no debe dejarse seducir por quien no sea un caballero”. No es el caso.
La cuestión es que Dominique Strauss-Kahn pudo eludir el presidio, pero no pudo salvar su silla en el FMI, y en esa silla está ahora Christine Lagarde. Y si el sueldo que tenía su antecesor no podía ser pequeño, a ella se lo subieron con la condición de que “se porte bien”, o sea, que no haga como el de antes. Ni se sabe cuantas familias podrían vivir durante un año con su sueldo.
Y esta señora nos dice que hay que apretar más a los pobres; que hay que pedirles esfuerzos y sacrificios. Pero si a ella le pusieron un plus por portarse bien, ¿por qué no hacen lo mismo con los pobres? Lagarde no ha dicho nada con respecto a los oligarcas.
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