Lo
hacen quienes más entienden de eso, los grandes despachos de
abogados y los asesores fiscales. Se basan en que han encontrado
resquicios en la ley. Sin embargo, falta saber cuántos se acogen
finalmente a la citada amnistía, porque podría darse el caso de que
de modo oficial se aconsejase una cosa y de modo privado otra.
En
España mandan las oligarquías. El fraude fiscal español es
escandaloso y son las oligarquías las que defraudan el 75 % o más
del total. ¿Qué más da que la ley tenga resquicios si éstos no se
van a utilizar? Sea el gobierno del PP o sea del PSOE la situación
es la misma. En algún momento concreto podrían utilizarse esos
resquicios legales contra alguna persona determinada, pero la mayoría
se sabe a salvo.
El
fraude que persiguen en España, tanto los gobiernos del PP como los
de PSOE, es el 25% restante, el que no corresponde a las oligarquías.
Contra ese sí que luchan con denuedo los inspectores de Hacienda, a
instancia de los poderes políticos.
Hace
falta instaurar una democracia real en España, para que el poder
está en manos del pueblo y de la oligarquía.
Un
sistema realmente democrático pondría empeño en reducir el fraude
fiscal de todos, no sólo el de los pobres.
En
un sistema como el que tenemos, los pobres, obligados por los
oligarcas, han de salir al rescate de las oligarquías.
En
un sistema realmente democrático el rescate sería cosa de todos, y
los oligarcas culpables quizá tuvieran que pagar.
En
estos tiempos que vivimos creo oportuno recordar a Alonso Puerta, que
se opuso a la corrupción, sin que los votantes le prestaran excesiva
atención, puesto que prefirieron votar a los que le habían
expulsado por pretender que las cosas se hicieran limpiamente. El
pueblo español debería recapacitar sobre lo ocurrido en aquel
momento. Si se hubiera apoyado más a Alonso Puerta y menos a Felipe
González no estaríamos en esta situación.
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