Aurelio
Izquierdo ha renunciado a parte de la indemnización que le
correspondía según su contrato con Bancaja. Dejará de cobrar algo
más de seis millones de euros, pero se llevará al bolsillo más de
siete millones y medio.
Luis
de Guindos, ministro de Economía, dijo que había dado orden al
Banco de España para que impidiera que Izquierdo pudiera cobrar esa
cantidad. Y se ha visto que lo dijo para la galería.
No
es el único. Últimamente se viene acusando a Bancaja de todos los
males de Bankia y Alberto Fabra dijo enseguida que no iba a consentir
que se criminalice a Bancaja. ¿Y qué va a hacer para impedirlo?
¿Demostrar que no es cierto? También trataba de desviar la
atención. Lo procedente hubiera sido que destituyera a todos los
miembros de su gabinete que en el pasado tuvieron la responsabilidad
de impedir la desastrosa deriva de Bancaja y no lo hicieron.
Los
políticos españoles dicen muchas cosas que luego no se traducen en
nada concreto. En realidad, saben que estas cosas no afectan a sus
bolsillos, sino a los de los contribuyentes. Se trata de instalar dos
ideas en las gentes. La primera y menos importante para ellos es la
de convencer de que están haciendo algo útil; y la segunda consiste
en instalar el conformismo en las mentes de los ciudadanos,
haciéndoles pensar que las cosas no tienen vuelta de hoja.
Aurelio
Izquierdo tuvo importantes responsabilidades en Bancaja, y ahora se
mete en su bolsillo una importante cantidad mientras los pobres han
de rascarse los suyos para salvar a Bankia.
UPyD
se ha querellado con Bankia. No consta que ningún otro partido o
sindicato lo haya hecho. La oligarquía manda en España y hace las
leyes que le convienen. El consuelo del pobre bien puede ser una
frase que no ha dicho ningún obispo ni cardenal: Para saber la
opinión que tiene Dios del dinero no hay más que fijarse en a
quiénes se lo da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario