domingo, 10 de junio de 2012

El rescate

Al final hay rescate, dicen que a la banca, pero con el aval del pueblo español. De modo que eso es lo que hay. Los gerifaltes de la banca (¿se dice así?) y otros prebostes de la vida pública española no se cansan de decir que “hemos” vivido por encima de nuestras posibilidades y que hay que trabajar más. Paralelamente, algunos de ellos aparecen con pantalones cortos en un acto oficial.
Y ahora resulta que los malos, los que “hemos” vivido por encima de nuestras posibilidades, y los que “hemos” de trabajar más, hemos de rescatar a la banca. Y este último hemos va sin comillas, porque en este caso no cabe ninguna duda. Se trata de un hecho, no de una suposición.
Lo que tiene gracia es que quienes han llevado a la banca a la ruina lo hayan hecho sin quebrantar ninguna ley. Mejor dicho, no tiene ninguna gracia. Las leyes las hacen quienes las hacen y a la vista de la realidad parece claro que no han tenido en cuenta que pudieran ocurrir ciertas cosas, o no han querido tenerlo en cuenta. Quienes investigan las cuentas de las Entidades que precisan el rescate dicen que si ven algo ilegal lo denunciarán. De momento no hay ninguna denuncia por parte de un organismo oficial. Las que hay, salvo error, han sido puestas por particulares.
No parece que ninguno de estos gerifaltes, cuyos bancos no puede salvar ni el propio gobierno español, vaya a devolver ni un céntimo de los escandalosos sueldos que se han puesto.
La mayor desventaja que ofrece este rescate de la banca española es que si la economía repunta un poco es que puede postergar la necesaria e ineludible reforma del sistema político español, Constitución incluida. Para reducir considerablemente el número de políticos y obligarles a que sean más eficientes.

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