Por
fin, El País del muy bien pagado Juan Luix Cebrián (y también
habría que considerar si es ético que cobre tanto, dada la
situación de su empresa), ha conseguido que dimita Carlos Dívar. En
cierto modo, El País nos ha hecho un favor a todos. Lo que ha hecho
Carlos Dívar no tiene nombre, pero con su dimisión obliga a los
demás componentes del CGPJ a que justifiquen también sus gastos. O
a demostrar que no los han hecho, porque en los tiempos que corren
nadie de los que tienen acceso a los fondos públicos está libre de
sospecha.
También
habría que añadir que si todos los que han derrochado treinta mil
euros del Estado, o se los han llevado, volaran sobrevendría de
pronto la más absoluta de las oscuridades. Habría quien tendría
que elevar el vuelo más de mil veces, y eso para sorpresa suya,
porque muchos de los que han derrochado creen que han gastado bien.
El
País suele señalar a éste o a aquel cuando dispone de algo en su
contra, pero al mismo tiempo olvida fechorías peores de otros, o las
justifica. O eso me parece a mí. Si hiciera la misma campaña con
todos no tendría bastante papel...
En
Cataluña hay uno que viaja mucho más que Dívar, y a países muy
lejanos. Todo por cuenta del contribuyente, pero esos periódicos
catalanes que tanto dependen del gobierno catalán, justifican ese
derroche, aunque sean muy conscientes de la situación financiera de
la Generalidad Catalana.
Sin
prensa libre no hay democracia, y resulta que toda la prensa española
depende de la clase política, y esa es otra forma de corrupción. El
periódico que no sea totalmente independiente del poder no debería
publicarse. Un periódico que no pueda denunciar la corrupción de la
que tenga noticia, sea del partido que sea, no es digno.
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