lunes, 11 de junio de 2012

Duran i Lleida exige más reformas

Lo que ocurre es que esas reformas de las que habla no dejan de ser secundarias. Lo primordial es traer la democracia a España. Que el político se sienta servidor del ciudadano, y no jefe suyo. Si se hubiera hecho así desde el principio los nacionalistas no hubieran podido condicionar tanto la vida política española.
Ahora no se sienten culpables de lo que pasa, pero sí amenazados por la situación. Por eso intentan caldear los ánimos de quienes han sido infectados por el virus nacionalista. Si los políticos supieran que sus cargos dependen de los votantes y no de los encargados de hacer las listas, es posible que la situación de España no fuera tan mala.
Los nacionalistas no sienten culpables de nada porque si fueran capaces de sentir culpa no actuarían del modo en que lo hacen. Por cierto, no se puede criticar a ningún nacionalismo militando en otro. Sin embargo, abundan los que lo hacen. Hay una ley, creo que de Murphy, que dice “todo error susceptible de ser cometido se cometerá”.
Hay que hacer muchas reformas estructurales en España, para impedir que ocurran casos como el de Millet, o que se hable del tres per cent y no pase nada, y que haya tan numerosa tropa política.
Se habla mucho de la ayuda del Estado a los bancos, pero no se dice nada de las subvenciones a la prensa. ¿Qué sería de La Vanguardia y El Periódico sin la ayuda de los políticos? Pero un periódico al servicio del poder es una aberración. Esta situación de la prensa no sólo afecta a la de Cataluña, sino también a la del resto de España. Y luego los directores de los periódicos dan lecciones de ética, y de todo lo que se les ocurre.
Es necesario, para poder hablar de democracia, que un trabajador español, en su puesto de trabajo, pueda sentirse un señor y que un pobre pueda pleitear con un rico albergando razonables esperanzas de ganar.

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