Un
periódico de tirada nacional, cuyo director hizo muy buenas migas
con Zapatero y no tan buenas con Rubalcaba, publica hoy una serie de
datos del CGPJ y la conclusión a la que se llega después de saber
todo eso, que dicho sea de paso ya se intuía, es que todos los
componentes del citado organismo debieron dimitir primero y luego
solicitar la dimisión de Dívar y así todo hubiera sido más
limpio.
Vivimos
en un país en el que hay el doble, o más, de aeropuertos de los
aconsejables, muchas más autovías de las que se necesitan,
excesivas y a menudo ruinosas líneas de AVE, un sinfín de polígonos
deportivos, etc., y sobre todo una más que numerosa clase política,
y resulta asombroso que podamos mantenerla, bien es cierto que a
costa de muchos sacrificios. Y habiendo tantas cosas de sobra, era de
esperar que también sobrara cara dura.
Y
habiendo tantas cosas de sobra, incluida la cara dura, aún los hay
que dicen y repiten que “hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades”, y que hay que trabajar más, cuando con tan sólo
con que no hubieran derrochado España podría estar ahora en una
situación tan privilegiada como Alemania. ¿Por qué tanto interés
en hacer aeropuertos, autovías y líneas de AVE? Y luego no sólo no
se sienten culpables de nada, sino que además han estado pidiendo,
indignados, la dimisión de Dívar. ¿Y por qué no de los demás
también?
Se
trata de un asunto relacionado con la judicatura, o sea que debería
tomarse una decisión justa, pero la justicia se conoce que no
interesa mucho. Que la justicia funcione bien es primordial para que
haya democracia y para los pobres. Pero a la clase política le va
bien el sistema actual, en el que las cosas parecen, pero no son, y a
los pobres se les lanzan eslóganes y consignas.
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