Debo
comenzar advirtiendo que no tengo por costumbre escuchar programas de
radio. Ni siquiera he escuchado aquellos en los que intervine yo, que
podría haber grabado para escucharlos luego, o haber pedido las
grabaciones. De modo que desconozco el tono habitual de este programa
de cuya discusión entre Julia Otero y Arcadi Espada he tenido
noticia gracias a Periodista
Digital.
Del
diálogo que reproduce este medio llama la atención la total
ausencia de empatía de Julia Otero hacia su interlocutor. Es decir,
ella sólo admite que se le siga la corriente. Se conoce que le
gustan sumisos y obedientes. En un momento dado, y puesto que se
niega en redondo a considerar sus argumentos, AE le dice: ¿Cómo?
Claro, porque usted no tiene erecciones. En todo caso las observa. A
lo que ella responde: Y muy buenas.
Es
decir, esta mujer merece dar con alguien que, con erección previa,
le diga que no le da la gana. Porque eso de tener que pasar por el
aro previamente desmotiva mucho.
Se
nota que su actitud en defensa de que la Seguridad Social pague los
medicamentos tiene más de sectarismo que de solidaridad, puesto que
si ciertas afecciones le importan un bledo. Eso de la puntita nada
más no vale, o se es solidario o no se es. Si no le conmueve una
afección, nada impide pensar que no le conmueve ninguna y que su
actitud responde más a intereses manipuladores y políticos que a
preocupación por los problemas que pueda acarrear a los usuarios ese
atraco a mano armada que es el cobro de los medicamentos. Es un
atraco porque son muchos los políticos y los asesores de los
políticos y antes de recortar derechos básicos debería suprimirse
todo lo superfluo.
Pero
ya se ve que no era la intención de Julia Otero defender a los
pobres, sino generar un determinado estado de opinión.
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