miércoles, 8 de mayo de 2013

La Justicia y la Infanta Cristina

El caso de la Infanta, desde cualquier ángulo que se observe, pone de relive la hecatombe del sistema político español.
Para el ciudadano corriente, la Justicia sólo será igual para todos si la Infanta es juzgada y condenada. En cualquier otro caso pensará que hay pasteleo. De modo que ella no goza de la presunción de inocencia que sí pueden reclamar los demás.
Si la Justicia española fuera independiente del poder político las cosas serían de otro modo, sin duda alguna. Se podría cuestionar a algunos jueces, pero no a la Justicia en general. La Infanta podría ser absuelta o no, pero al ciudadano corriente no le quedaría más remedio que confiar en la Justicia, porque ésta sería su sostén más sólido en su vida cotidiana.
Quizá en otros lugares ocurran cosas parecidas a las de España, pero el sistema español parece especialmente diseñado para proteger a las oligarquías, dentro de las cuales hay que considerar a todos los que obtienen algún tipo de privilegio, como indultos, trato favorable en los medios, etc.
En España todo depende del Poder Ejecutivo, hasta los medios dependen en su casi totalidad de algún sector político o financiero.
Durante mucho tiempo los medios españoles han tenido especial cuidado en ocultar a la opinión pública las actividades del Rey, y eso al final ha sido malo para todos, para los ciudadanos y para el Rey. El desprestigio de todos los sectores es mayúsculo, cosa que debería obligar a replantear las cosas, pero estos políticos parecen herederos de aquel Joe Rigoli que se hizo tan popular con su coletilla “Yo sigo”, porque de la única manera que son capaces de intentar resolver la situación es mediante más pasteleo.
Pensar que a alguno de estos se le ocurra la propuesta de otorgar la independencia a los jueces es ingenuo. Los intentos de Gallardón no van por ese camino.

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