martes, 21 de mayo de 2013

Publicidad en las farmacias

No comprendo que figure publicidad en las farmacias. Como si fueran tiendas de moda. Como si los medicamentos fueran zapatos o refrescos. Como si no hubiera ningún peligro al tomar un fármaco. Alguno de ellos puede dejar ciego a quien lo tome.
Se supone que una medicina es un producto que se toma para restablecer la salud. Es una sustancia química que produce reacciones en el cuerpo humano y estas reacciones pueden variar de una persona a otra. Creo que nunca se puede saber bien cuales son los efectos que produce. El médico, que es una persona que tiene unos conocimientos mínimos para evaluar los pros y los contras de un medicamento es quien debe aconsejar o desaconsejar el consumo de alguno.
En estas circunstancias, ¿por qué tanta publicidad? El gobierno lo consiente y luego, hipócritamente, se echa las manos a la cabeza por el desmedido gasto farmacéutico. Y deja de financiar determinados fármacos, imprescindibles para muchos, con el fin de reducir ese gasto. Es que si prohibiera la publicidad, no se venderían tantos medicamentos y las multinacionales farmacéuticas le tirarían de las orejas al gobierno. Prefiere el gobierno que los ciudadanos hayan de costearse los que precisan.
El gobierno también permite que algunos empleados de las multinacionales farmacéuticas asalten a los médicos de la Seguridad Social, para convencerles de la bondad de sus productos. ¿Por qué lo consiente? Debería ser el Colegio de Médicos quien informara oficialmente a sus afiliados de los nuevos productos farmacéuticos y sus supuestas bondades.
Los médicos deberían basarse en algo solvente a la hora de recetar, y no en la simpatía o antipatía que les despertara tal o cual propagandista.
Hay un libro al respecto, Mala farma, cuya lectura pone los cabellos de punta. ¿En qué manos está nuestra salud? Y no sólo nuestra salud, también nuestro dinero.

No hay comentarios: