domingo, 26 de mayo de 2013

Un grupo de beatos y el Ágora

Hay un debate sobre si debe invertirse dinero público en apoyo de la cultura. Surge la pregunta de si las grandes cantidades que se destinan al Liceo o al Teatro Real, cuyas actividades sólo pueden disfrutar unos pocos, pueden ser consideradas como subvenciones culturales, o si deberían incluirse en otro apartado.
Es obvio, por otra parte, que cuanto más alto es el nivel cultural de un país, mayor es su nivel de vida, y también es cierto que en este caso la intolerancia a la injusticia crece. Así que bajo esta premisa se entiende que el Estado debería procurar por todos los medios que los ciudadanos se interesen por la cultura y tengan fácil acceso a ella.
Lo que ocurre es que dentro del apartado cultural hay un mundo muy amplio, en el que en un país sin tradición democrática, como es España, y en el que tampoco hay separación de poderes, se puede hacer pasar por apoyo a la cultura lo que es otra cosa. Por ejemplo, el dinero que se gasta en el Consejo Valenciano de Cultura, ¿puede ser considerado como apoyo a la cultura?, porque, a lo mejor, su finalidad es la de apoyar a sus veintiún componentes o servirse de ellos en según qué casos, como en el del muro del Jardín de Monforte que se pretendía derribar.
Otra cuestión es la del Ágora, que también se podría intentar colar dentro de este apartado. Sin embargo, esta edificación, cuya utilidad es dudosa, fue llevada a cabo por un grupo de beatos, aprovechando que contaban con la mayoría absoluta. El hecho de que comulgaran de manos del papa con el gesto afectado no les llevó a ser más prudentes en la utilización de los dineros públicos. Por supuesto que el dinero invertido en este asunto no debería ser incluido dentro del apartado del apoyo a la cultura.

No hay comentarios: